¡Síguenos!En pacientes con diabetes mellitus tipo 2 son frecuentes las mutilaciones de extremidades debido a daños en los nervios –neuropatía- y la mala circulación ocasionados por complicaciones de este mal. Según la Organización Mundial de la Salud, siete de cada diez diabéticos sufren amputaciones de alguna extremidad inferior. Ante esto que afecta la calidad de vida del enfermo, en la BUAP ha desarrollado una solución.
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Al aplicar este nuevo tratamiento, un polvo que salvó de la amputación la pierna de un paciente, los científicos de la BUAP demostraron que su fórmula da mejores resultados que algunas tradicionales. Su secreto: la baba de caracol.
Sabedores de que este problema podría afectar a casi 10.6 millones de mexicanos con Diabetes Mellitus tipo 2, investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP sintetizaron un nanoreservorio de óxido de zinc, adicionado con tres gramos de secreción de un caracol de jardín de la especie Cryptomphalus aspersa.
La sustancia fue probada en la reparación tisular de un paciente originario del municipio de Tecamachalco, Puebla, con una úlcera varicosa crónica en la parte inferior de la pierna izquierda, para ver cómo incidía en el proceso de reemplazo de células muertas o dañadas por sanas.
El nanoreservorio mucus/ZnO-3-40 –nombre asignado a la sustancia en cuestión- fue aplicado en forma de polvo directamente en la herida y zonas próximas durante cinco meses, como un complemento o alternativa al tratamiento suministrado por la institución clínica que lo atendía.
Al inicio, el enfermo mostraba una úlcera profundamente infectada. La piel circunvecina sufría cambios de coloración; era oscura. Sufría un cuadro clínico severo de úlcera varicosa: muerte celular a nivel superficial y profundo, provocada generalmente por una insuficiencia venosa y la falta de nutrientes en las venas. Sus médicos sugirieron la amputación de la extremidad dañada, como se suele recomendar en la mayoría de estos casos.
A los 46 días de haberse aplicado el nanoreservorio mucus/ZnO-3-40 se apreció una disminución en la longitud de la úlcera, aunque persistía el mismo tamaño a lo ancho. Afortunadamente para el paciente, en este tiempo se notó cierta regeneración de tejido y un cambio en la coloración de la piel, hacia su estado normal.
Después de 3 meses con quince días respecto a la primera aplicación, se observó que el tamaño era significativamente menor y la presencia de costra melicérica sin infección, por lo que ya no se necesitaría de la mutilación para garantizar la salud del paciente. Así, con este tratamiento, se logró conservar la pierna y calidad de vida de esta persona que trabaja vendiendo antojitos mexicanos.
En cuatro meses y 20 días, los investigadores apreciaron una recuperación impresionante de tejido celular.