¡Síguenos!La crisis del coronavirus está transformando radicalmente el panorama político estadounidense justo en momentos en que arrecia la campaña electoral hacia los comicios de noviembre, ofreciendo oportunidades y desafíos tanto para el presidente Donald Trump como para el candidato demócrata Joe Biden.
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El coronavirus ya llegó a la Casa Blanca. El desempleo está a niveles que no se habían visto desde la Gran Depresión de los años de 1930 y el saldo de muertes por la enfermedad asciende a 80 mil, mucho más de lo que estimó Trump.
Al mismo tiempo, los expertos advierten que es inminente una segunda ola de contagios debido a que varios estados, animados por Trump, han estado reabriendo sus economías pese a las objeciones de los médicos.
Biden tiene sus propios desafíos, pero lo cierto es que ningún presidente estadounidense ha estado ante semejante disyuntiva en plena campaña para su reelección.
Hace apenas pocos meses, Trump parecía seguro en su campaña con el mensaje de la recuperación económica. Eso ahora parece un recuerdo distante luego que en abril la economía perdió más de 20 millones puestos de empleo, dirigiéndose a una tasa de desempleo de 14.7 por ciento.
Hay economistas que estiman que la verdadera tasa de desempleo es mucho mayor.
Trump está tratando de animar a los gobernadores a que reabran las economías de sus estados rápidamente para reducir esos números, pese a las advertencias de los expertos que un regreso al trabajo prematuro podría generar una segunda ola de contagios y por ende una devastación económica incluso mayor.
Al mismo tiempo, asesores de Biden han empezado a expresar dudas en público sobre la dirección de su campaña. Trump tiene más dinero, una operación digital sofisticada y mucho más personal. Él incluso lanzó una serie de mensajes contra Biden la semana pasada con un valor de 10 millones de dólares.
El equipo del exvicepresidente confía en que su candidato puede ganar, pero no cabe duda de que los demócratas en estos momentos están rezagados.