La procesión del silencio se lleva a cabo cada Viernes Santo, desde la comunidad de Santa Lucía Cosamaloapan, a partir de las siete de la mañana.

Su recorrido es por cuatro comunidades: San Isidro Huilotepec, San Félix Almazán, Santa Ana Yancuitlalpan y Nexatengo, donde se realiza una misa final.

Alrededor de 10 mil personas recuerdan la pasión y muerte de Cristo durante la caminata que tarda cerca de cuatro horas.

José Cruz Becerril Limón cuenta que ya son 20 años ininterrumpidos de la procesión, y que la mayor parte de los gastos son pagados por los migrantes. Y es que terminando el ritual, a la gente se le ofrece arroz, torta de camarón, frijoles, tortillas y agua de sabor.

Creada para reconciliar a los pueblos de la región, la procesión del Silencio reúne hoy a gente de Oaxaca, Ciudad de México, Tlaxcala y otras partes del país.

Este año un migrante pagará los 10 mil pesos que cuesta la vestimenta de Jesús de Nazaret, que deberá ser cargado por jóvenes y señoritas.

Los engrillados

La procesión de los “engrillados” cumple 102 años de realizarse, por lo que se espera que al menos 50 personas den como ofrenda su dolor durante el recorrido.

Es tan grande la fe de algunos que en esta ocasión se espera participen al menos dos personas que se arriesgaron a cruzar la frontera norte, solo para cumplir su manda.

Alicia Garcés, quien este año es la encargada de la procesión, mencionó que hay personas que llevan cuarenta años participando, para lo que se requiere preparación física, pero también espiritual.

Los “engrillados” saldrán a las 10:00 horas del templo de San Francisco en Atlixco, y realizarán el mismo recorrido que en años anteriores. Ellos van cubiertos con un taparrabo y un trapo negro en el rostro. Sobre sus manos llevan una charola con limones para hidratarse y soportar las cadenas de hasta 80 kilos que llevan sobre sus hombros y pies.

Adicionalmente se les incrustan espinas en distintas partes del cuerpo.