¡Síguenos!“Yo no tuve la oportunidad de legitimarme como gobernador en las urnas, pero me esforcé mucho por legitimar mi labor en los hechos; y éstos saltan a la vista”, es la frase en el discurso de su Segundo Informe, que resume los poco más de 700 días en los que Sergio Salomón ha sido gobernador. Es incontrovertible que se va con el reconocimiento popular y con éxito en muchas dimensiones: la política, la administrativa, la social.
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No se trata de lisonjas, ya que hay posibilidad de la medición aritmética de los logros de la actual administración, en cada rubro, en el periodo en que ha sido gobernador sustituto, tras la muerte de Miguel Barbosa Huerta.
Una de las cosas que, sin duda, más satisfecho deben tener a Sergio Salomón es la cercanía que tuvo con todos los poblanos y la posibilidad de haber visitado todas las regiones del estado.
Un ejemplo, que resaltó en su alocución en el acto del viernes pasado en la Plaza de la Victoria, fue su visita a San Miguel Ixitlán, en la Mixteca Poblana, el municipio demográficamente más pequeño de Puebla y al que nunca había llegado un gobernador.
“Han sido ya poco más de 700 días de caminar a su lado, de mirarles a los ojos y reconocer en cada una y en cada uno la grandeza de la entidad”, dijo al respecto de la cercanía.
Sergio asumió con compromiso el reto de ser gobernador, luego de que la madrugada del 15 de diciembre, las y los diputados de la LXI Legislatura lo designaron mandatario.
El gobernador destacó el “aplomo” de esos legisladores, cuyos nombres, por cierto, quedaron grabados en una placa en la nueva sede del Congreso, junto con los nombres de los actuales, y eso es verdad.
Esas legisladoras y legisladores, en su contundente mayoría, se fajaron y resistieron el embate de intereses perversos, partidistas, de grupos y personales. De ahí que resulte un exceso desmedido y un despropósito emocional acusarlos, sin pruebas, de “corruptos”.
En su informe, en dos ocasiones, Sergio Salomón ponderó la labor de esa Legislatura; antes lo había hecho la misma semana pasada en la inauguración de la nueva sede del Poder Legislativo poblano, en la zona de Los Fuertes.
“Los poblanos que conformaron la LXI Legislatura me dieron la encomienda de guiar al estado por el camino de la unidad (…) mi agradecimiento y reconocimiento como poblano por su visión y aplomo (…) su decisión nunca fue coaccionada y su actuar fue tan pulcro que es incuestionable”, dijo con contundencia y fuerza en su informe.
Terminará la administración de Sergio Salomón el próximo 13 de diciembre, pero la intensidad sin duda será referencia. En el acto en Los Fuertes, hizo una referencia que bien vale la pena rescatar, ya que con alusión aritmética precisa, mostró que hizo mucho más, comparativamente, que la administración de Rafael Moreno Valle Rosas y el llamado minigobernador, José Antonio “Tony” Gali Fayad. Sobre todo, la primera, señalada por la corrupción y la ausencia en el respeto a los derechos humanos.
Casi al cierre de su alocución, Sergio Salomón fue contundente al responder a acusaciones, tergiversaciones y dobles intenciones, de ayer, de hoy y las que vengan:
“Somos una gran familia, que puede tener diferencias, pero en la que decimos: no a la insidia, no a la calumnia, no al temor infundado. Decimos no a la división. Gracias a todas y a todos el puente de la unidad y de la reconciliación no es obra de una sola persona o de un gobierno, lo construimos todos y todas, nos corresponde a todas y a todos darle mantenimiento al diálogo”.
Muchas respuestas quedaron ofrecidas, aunque no era necesario.