¡Síguenos!Con la confirmación, por escrito, de que fue directamente ella, a través de su teléfono, con redacción de propia mano, quien mandó los mensajes de WhatsApp para reprochar al senador Alejandro Armenta que haya exigido la democratización del Poder Judicial, la ministra presidenta de la SCJN, Norma Lucía Piña Hernández, dio carta de naturalización y legitimidad implícita a la defensa que el poblano viene haciendo de la postura y propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto de que los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación deben ser elegidos en las urnas.
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Particularmente, me parece inviable que vayan a elección popular los togados, planteamiento de López Obrador que recogió con una iniciativa específica Armenta, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.
La ministra Piña, en el fondo, tiene todo el derecho de disentir del presidente de la República y del senador por Puebla. Pero por el nivel de su investidura resultó muy inapropiado —ella misma lo reconoció en una carta que se hizo pública la tarde de este jueves— que lo haya hecho por la vía del mensaje directo a la cuenta personal y privada del poblano.
El debate debe ser frontal, como ella misma lo reconoce en ese texto, pero no lo hizo en primera instancia.
No es el primer encontronazo entre Armenta y Piña. Y los dos que han protagonizado, han sido, por parte del senador, en defensa de López Obrador.
El primero fue en Querétaro, en la conmemoración de la promulgación de la Constitución, el 5 de febrero, cuando el poblano salió a apuntalar a López Obrador, tras lo que se leyó como “descalificaciones” de Piña, en el discurso de la ministra.
En su intervención, el poblano le advirtió que debe haber “sensatez e institucionalidad”; luego, en entrevista, Armenta calificó de “arrogante” la intervención de la presidenta de la SCJN, quien había proclamado en el Teatro de la República de la capital queretana, “la independencia judicial”.
(Aquella ocasión los dos aparecieron sonrientes, por cierto, en una selfie que tomó la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller).
En este nuevo choque, Armenta, desde el miércoles, en la tribuna de la sesión de la Comisión Permanente, denunció estas comunicaciones y dijo que se trataba de amenazas y de intimidaciones.
En la charla informal, Norma Piña le reprocha sus dichos sobre los ministros y sus actuaciones, reeditando la línea discursiva que el presidente de la República ha utilizado en su propio enfrentamiento con la Corte y sus recientes decisiones, como haber echado abajo su Plan B de la Reforma Electoral.
“¿Usted puede ver a los ojos a sus hijos o hijas después de lo que dice?", le escribió Piña; ahora sabemos que fue ella y que el mensaje es completamente real.
Alejandro Armenta le contestó: “¿ud tiene calidad moral para preguntarme?”.
Y por el estilo va la conversación, que el senador hizo pública y cuyo tema llevó a la tribuna. Desde ahí anunció que envió un oficio, demandando que la ministra presidenta confirmara si fue ella la autora de esos mensajes. Hoy ocurrió eso.
Armenta, y tiene razón, agregó en su intervención que, como presidente del Senado, tiene la obligación de velar por la inviolabilidad de los dichos de los legisladores de la Cámara Alta y eso lo incluye. Efectivamente así es.
El Artículo 61 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece: “Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas”. Esa es, por ejemplo, la esencia que protege el fuero, con su consecuente inmunidad procesal.
Ahora bien, Norma Piña sí le reprochó; sí jugó a la presión directa y sí tiene una investidura que demanda otro tipo de comportamiento.
Pero creo que tampoco llegó a la violación del Artículo 61 Constitucional, a pesar del inapropiado comportamiento personal que exhibió.
La jueza constitucional, en el comunicado de reconocimiento de sus mensajes, ya este jueves, sostuvo que en ningún momento las comunicaciones enviadas al presidente del Senado fueron “amenazantes”.
En la misiva, que no llevó los membretes de la Corte o del Poder Judicial, dijo que le “indignan” los “datos inexactos… sobre la labor de quienes formamos parte del Poder Judicial”. También reconoció que sí hubo un reclamo al poblano.
Remató al admitir que no fue la vía adecuada para el mensaje y confío que su “modo frontal y directo de hablar se distinga claramente de una amenaza”.
Algunos medios quisieron cargarle la mano a Armenta por este episodio, dando por hecho que era falsa su denuncia y hasta memes le hicieron. Ahora sabemos que es verdad y que la misma ministra presidenta reconoció que le reclamó y que fue frontal y que fue inadecuada su comunicación.
Guste o no, Armenta se apuntó un éxito en la defensa de las posturas del presidente de la República.