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Luego de que se decretó en marzo de 2020 la emergencia sanitaria por COVID-19, a nivel mundial, y de que se paralizaron actividades económicas y hubieron restricciones sociales, en algunos países, el modelo extractivo minero fue beneficiado y reforzado, señala en el informe “La Lucha por Lo Esencial: la Pandemia Minera en México en Tiempos de COVID-19” presentado por la Red Mexicana de Afectadas/os por la Minería (REMA)
Libertad Díaz, integrante de REMA y enlace de Chiapas, señaló a Once Noticias que este informe derivó de una investigación, que también fue presentada hoy, realizado por la Coalición contra la Pandemia Minera: “Sin tregua. Resistencias por la vida y el territorio frente al Covid-19 y la pandemia minera”.
En ella se presentan 16 estudios de caso que fueron analizados en nueve países de América Latina –incluido México–, y que tiene por objetivo exponer cómo funciona la profundización de las asimetrías de poder económico y político, que derivan de la extracción minera, y de qué forma las comunidades se ven afectadas y cómo hicieron frente a dos pandemias –la sanitaria y la minera–.
Uno de los hallazgos de este estudio es que durante la pandemia aumentaron los precios de algunos metales como el oro, la plata y cobre lo que facilitó para que las empresas mineras continuaran con la extracción, tener una pronta recuperación económica y que, en algunos casos, tuvieron ganancias históricas.
También documentaron, por otro lado, que en el caso de México la minería fue incluida como actividad esencial, pero luego de que el sector y actores ejercieran presión.
“Cuando quedó fuera de la lista de las actividades esenciales, las empresas mineras no pudieron contar con el trámite de nuevos permisos. Sin embargo, una vez que lograron esta categorización privilegiada, las ventanillas institucionales les fueron abiertas nuevamente”, señala REMA.“Era importante documentar a partir de que se decreta la pandemia, desde el 31 de marzo, se catalogaron actividades esenciales y no esenciales, para administrar el distanciamiento social. En ese momento se consideró que la industria minera, automotriz y la de construcción no eran esenciales. Fue muy al principio. Los actores y promoventes, como CAMIMEZ y empresarios (y luego de las negociaciones del T-MEC), se preparó un terreno para que unos meses después se volviera a catalogar a la minera como actividad esencial”, señaló Libertad Díaz a Once Noticias.
En el caso regional, por ejemplo, en Honduras, la actividad minera se suspendió con la pandemia, pero continuaron otorgando licencias ambientales de forma virtual, señala el estudio de la Coalición.
“Este estudio lo que quiere visibilizar es que las comunidades y organizaciones no encontramos ninguna justificación, para que las actividades mineras fueran reactivadas. En el informe tenemos el testimonio de Zimapán, Hidalgo, una comunidad que vive con afectaciones a la salud debido a la minería (de empresas canadienses y mexicanas), tienen una situación de salud muy fuerte por la minería y luego deben hacer frente a su salud por COVID-19”, relató Libertad al medio.Criticó que durante la emergencia sanitaria las mineras expresaron, en nuestro país, que tuvieron pérdidas económicas significativas, “dijeron que habían tenido pérdidas de 1.3%, pero luego CAMIMEX reportó que de 2019 a 2021 las ganancias crecieron 42.5%”, enfatizó Libertad.
La activista en concordancia con el informe y el estudio enfatiza que pese a las condiciones adversas, “las comunidades luchan por la salud, por el territorio, por el agua, y revindican que en los bienes naturales está la vida y la salud. Eso es lo esencial”, finalizó.