¡Síguenos!Más de 100 jóvenes estudiantes sufrieron el lunes un ataque del grupo yihadista Boko Haram contra una escuela de la localidad de Dapchi, en el noreste de Nigeria. Algunas de ellas, alrededor de 70, ya fueron halladas por las fuerzas de seguridad nigerianas y trasladadas a un lugar seguro, pero la mayoría continúa desaparecida.
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El destino de las niñas que todavía no regresó con sus familias es incierto y se teme lo peor. En 2014, el mundo contempló conmocionado el secuestro de 200 menores, en su mayoría cristianas, en la localidad de Chibok, de las cuales nunca se supo más nada. Muchas de ellas lograron escapar o fueron liberadas como parte de un acuerdo con el gobierno, pero 112 aún continúan retenidas. Las cautivas de Boko Haram son convertidas esclavas sexuales de los milicianos u obligadas a casarse a la fuerza con ellos.
Los extremistas, además, emplean a algunas de estas niñas para cometer atentados suicidas. Tal fue el caso de Aisha, de 14 años, secuestrada en 2015 por Boko Haram y obligada a inmolarse en una misión suicida pero logró escapar y encontrar ayuda en lugar de detonar las bombas. Su foto -que ilustra esta nota- tomada por el fotógrafo estadounidense Adam Ferguson, es una de las candidatas al Premio World Press Photo 2018.
Los hechos sucedieron en la escuela Girls Science Secondary School, en el estado de Yobe, norte del país. Los testigos contaron que las alumnas y los profesores del internado femenino huyeron cuando los milicianos armados ingresaron violentamente, pero un total de 111 fueron capturadas. “Tenemos todos los indicios para sospechar que fueron llevadas por los atacantes”, afirmó Aisha Yusuf Abdullahi, una estudiante de 16 años que tuvo la suerte de volver a su hogar en la localidad de Potiskum.
"Nuestras hijas están desaparecidas desde hace dos días y no sabemos dónde se encuentran", dijo Abubakar Shehu. "Nos dicen que se refugiaron en otras aldeas, pero estuvimos en todos los lugares mencionados en vano. Empezamos a temer que haya sucedido lo peor", agregó.
Desde su fundación, el movimiento extremista islámico Boko Haram, cuyo nombre quiere decir "la educación occidental es un pecado", y desarrolla un guerrilla en el noreste de Nigeria que ya secuestró a miles de mujeres y jóvenes en Nigeria, así como a hombres y niños en edad de combatir, en medio del conflicto, que dejó al menos 20.000 muertos desde 2009.
Mohamed Yusuf, un carísmatico predicador musulmán, fundó su movimiento islamista radical en un barrio de Maiduguri, capital del Estado de Borno, en el noreste de Nigeria en 2001. Atraía entonces a muchos miembros, a menudo jóvenes estudiantes, decepcionados por la corrupción de sus líderes, que se reunían en el 'Markaz', un centro coránico donde había dormitorios y una mezquita. Hoy su grupo quiere erigir un califato, donde se aplique una estricta interpretación de la ley islámica, conocida como sharia.
Con su enloquecida espiral de masacres, atentados indiscriminados y secuestros de escolares en masa, Boko Haram arrastró a Nigeria a su peor crisis de seguridad desde la guerra de Biafra hace más de cuatro décadas. Los atentados y ataques de esta milicia terrorista, activa principalmente en el noreste de Nigeria y las regiones fronterizas, mataron desde 2009 a al menos 20.000 personas. Unos 2,5 millones de personas han huido de la violencia en la región.