¡Síguenos!Pantallas inteligentes de última generación, de 70 pulgadas, con costos que rondan el equivalente a los mil dólares, fueron el regalo que la secretaria de Economía del Gobierno del Estado, Olivia Salomón Vivaldo, entregó a una lista reducida de directores de medios de comunicación.
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El caso, además del dispendio, la superficialidad y el obsceno exceso, que desentona con un gobierno emanado de la Cuarta Transformación (4T), evidencia un caso grave de deslealtad de Salomón con su jefe.
Y es que esa lista de regalos la integraron, especialmente, personajes que con absolutas mentiras -comprobada cada una de ellas- atacan sistemáticamente, patrocinados con recursos oscuros, a la administración estatal.
Habrá quien diga que, con su dinero, cada quien, hace lo que quiera, aunque raye en lo ‘kitsch’ -pero ya ese es un problema de buen gusto-, aunque falta ver que realmente fue de su bolsa.
También recibieron el aparato, de proporciones tales que no entró en algunas salas, algunos periodistas a quienes la titular de Economía les tiene un afecto muy personal y de antaño, sin aparente doble intención y sin más pecado que lo cursi de regalar tremenda pantallota.
Pero es distinto alentar a los rabiosos detractores, que, con mentiras, una y otra vez, atacan a quien es el jefe de Olivia Salomón y a la administración de la que ella forma parte y a la que ella, se supone, defiende.
(Antes de que me acusen de tener envidia, por no tener una pantallota de Olivia, a mí mi trabajo me permite comprarme un aparato así, si ahorro, pero tengo una cultura general que me permite superar el deseo de tener una pantalla inteligente de mil dólares).
Vayamos a los jadeantes detractores que recibieron el premio que les envío Salomón.
Pongamos un hipotético escenario: en una colonia rica, la esposa 1 del periodista multidesmentido ve llegar la pantalla en una camioneta en la que hay varias más.
Le habla a su marido, que tiene varios domicilios, pero que esta vez llegó a éste, y le consulta si la recibe. El marido, que desprecia a los inmorales y se jacta de ser falsamente puro, le grita por el teléfono que la acepte, ¡faltaba más!
U otros casos, de plumas exquisitas que aseguran que lo suyo únicamente es “lo periodístico” o “lo viral”, dejándose seducir para inclinar las palabras y encaminar los halagos a la “generosa” obsequiadora.
Es ahí en donde no se entiende que periodistas que reprochan hasta dónde comen los funcionarios del gobierno del estado y que se envuelven en la bandera de la pureza para lanzar acusaciones falsas de que hay dispendios, en cambio agarren tan contentos y campechanos, sin pudor y sin recato, el regalote que les mandan.
Si alguna vez estuvo Olivia en las cavilaciones de su jefe político, para aparecer en la boleta en 2024, para la alcaldía u otra posición, con esto seguramente ha desaparecido.
Los detalles delatan mucho, muchísimo.
Los aparentes pecados menores abren también las puertas del infierno.