¡Síguenos!Es como un viaje al pasado, de cuando el priato hegemónico controlaba el Congreso de la Unión y una desconcertada, pero estridente oposición, tomaba tribunas, aunque no definía nada.
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Incluso es peor, pues el grupo mayoritario, encabezado por la bancada del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) es voraz y no quiere permitir, ni siquiera por cortesía política, que los opositores participen de los órganos y comisiones importantes de la Cámara de Diputados.
De uno y otro lado, en esta legislatura que acompañará la segunda mitad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lamentablemente se ven personajes políticamente enanos, muy alejados de los buenos días del parlamentarismo mexicano.
Morena, con 198 curules, y sus aliados partido del Trabajo (PT), con 37, y Verde Ecologista de México (PVEM), con 43, conforman el bloque presidencial con un total de 278 diputados y diputadas que tienen, con suficiencia, la mayoría simple o absoluta, la mitad más uno de los 500 votos del Palacio Legislativo de San Lázaro.
PRI, PAN y PRD, juntos, apenas llegan a 199 curules. Anunciaron que trabajarán en bloque algunos temas, aunque no tienen una agenda conjunta.
En las votaciones de leyes secundarias y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), que se avalan con mayorías simples, Morena y sus rémoras se basta solos.
Ninguna maniobra de la oposición, ni siquiera en el remoto caso que Movimiento Ciudadano (MC), que tiene 23 curules, se les sume, podrá generar el antídoto contra la aplanadora lopezobradorista.
Lo que, efectivamente, está impedido para el bloque mayoritario es la aprobación de las reformas constitucionales, que requieren las dos terceras partes (334 votos), la mayoría calificada.
Para lograrlas, el Grupo Parlamentario de Morena y su coordinador, el poblano Moisés Ignacio Mier Velazco, deberán tejer fino, sin que hasta ahora hayan demostrado capacidades para ello.
Encima, a unos días del arranque de los trabajos, en medio de los jaloneos por las posiciones y órganos de dirección, los morenistas pretenden -porque pueden- quedarse con todo: Mesa Directiva, Junta de Coordinación Política (Jucopo), Comité de Administración y las presidencias de las comisiones más importantes.
Ni el PRI añejo, en sus años de control absoluto, tuvo esos niveles de descortesía política.
Así se otea la próxima LXV Legislatura, sin grandes parlamentarios, sin estadistas, sin caballeros ni damas en la política, con pleitos recurrentes y de bajo nivel.
Solía decir Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, por cierto, diputado federal saliente, que la cercanía del Palacio Legislativo de San Lázaro, con Tepito y la Lagunilla, terminan por influenciarlo.
(Con perdón de los honrados comerciantes de esos centros populares).