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Donald Trump, el ex presidente y candidato republicano, se perfila como el ganador de las elecciones, con una proyección de 287 votos electorales frente a los 251 de Kamala Harris, la actual vicepresidenta y candidata demócrata.
Este escenario, que podría cambiar radicalmente en los próximos días, refleja la complejidad del panorama político estadounidense y la fragilidad de las encuestas.
Uno de los puntos focales de esta contienda es Pennsylvania, un estado que ha sido tradicionalmente un baluarte demócrata, pero que ahora se encuentra en el epicentro del suspenso electoral.
Con una ventaja para Trump de apenas 0,3%, cualquier movimiento de los votantes podría inclinar la balanza.
Esta estrecha diferencia resalta la importancia de cada voto en un país donde las decisiones electorales se juegan en márgenes tan reducidos.
El aumento de la polarización y el escepticismo hacia las instituciones también han marcado esta campaña.
Los votantes son cada vez más selectivos en sus elecciones y su participación puede ser decisiva. Mientras tanto, las estrategias de campaña se intensifican, y tanto Trump como Harris buscan movilizar a sus bases, conscientes de que cada estado puede ser el determinante en una contienda tan reñida.