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En un evento que sacude el panorama político en Corea del Sur, el Parlamento destituyó al presidente Yoon Suk Yeol el sábado tras su intento fallido de imponer la ley marcial el pasado 3 de diciembre. La decisión provocó protestas masivas en todo el país, evidenciando la creciente polarización política y la preocupación por el futuro de la democracia surcoreana.
El primer ministro Han Duck-soo asumió como presidente interino mientras la Corte Constitucional evalúa la legalidad de la destitución, un proceso que podría tomar hasta 180 días. De ser ratificada, Yoon se convertirá en el segundo mandatario en la historia del país en ser removido por el Parlamento, tras el caso de Park Geun-hye en 2017.
El intento de imponer la ley marcial fue señalado como una amenaza directa a los valores democráticos, desencadenando multitudinarias protestas en Seúl y otras ciudades principales. La oposición política y organizaciones civiles han calificado la acción como autoritario, generando una ola de descontento tanto en el ámbito nacional como internacional.
La crisis política ocurre en un momento crítico para Corea del Sur, un país que ya enfrenta desafíos económicos significativos y crecientes tensiones en la península coreana. Los próximos meses serán decisivos, ya que la decisión de la Corte Constitucional podría derivar en elecciones presidenciales anticipadas, reconfigurando el escenario político.
Mientras tanto, la población sigue pendiente del desenlace, consciente de las implicaciones históricas de este momento para la estabilidad del país y su posición internacional.