¡Síguenos!Impulsada por la contracción mundial, la caída del turismo, el descenso de los precios del petróleo y las medidas de confinamiento. La economía podría llegar a contraerse un 7.5% y en la segunda mitad del año vería una recuperación motivada por las exportaciones y el consumo.
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Según el organismo internacional, para 2021 el PIB tendría una recuperación de 3%. Sin embargo, en un escenario en donde se presente un rebrote de Covid-19, la OCDE estima que la economía sufriría una caída del 8.6% y vería una pequeña recuperación del 2% en 2021.
México y el mundo requerirán de políticas extraordinarias para caminar por la cuerda floja en el camino hacia la recuperación, en medio de la crisis económica y de salud que ha generado la pandemia de COVID-19, dice la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en sus Perspectivas Económicas para 2020.
Al igual que Banco de México, la OCDE ha optado por presentar escenarios posibles para la economía de la región y de cada país: uno en el que el virus mantiene su retroceso y permanece bajo control, y otro en el que aparece un segundo brote más adelante este año.
La economista en jefe de la OCDE, Laurence Boone, dice en su editorial que ambos escenarios son sombríos, ya que la actividad económica no vuelve ni puede volver a la normalidad en estas circunstancias. “A finales de 2021, la pérdida de ingresos supera la de cualquier recesión anterior en los últimos 100 años fuera de tiempos de guerra, con consecuencias nefastas y duraderas para las personas, las empresas y los gobiernos”.
En el caso de México, los economistas de la OCDE indican que la pandemia empujará a la economía a una grave recesión este año, impulsada por la contracción mundial, la caída del turismo, el descenso de los precios del petróleo y las necesarias medidas de confinamiento que se han adoptado.
En el escenario en el que el virus remite tras este primer brote, la economía se contraería 7.5%, y en la segunda mitad del año vería una recuperación motivada por las exportaciones y el consumo. Para este escenario estima una recuperación de 3.0% en 2021, es decir, ni si quiera de la mitad de lo que se perdería este año.
Pero si hay un segundo brote, estima que la economía sufrirá una caída de 8.6% y vería una recuperación de tan solo 2.0% el próximo año
En ambos escenarios, el nivel del PIB seguiría siendo inferior al de finales de 2019, ya que los sectores del turismo y las exportaciones tardarán algún tiempo en volver a los niveles anteriores a la pandemia. La población más desfavorecida y vulnerable, incluidos los trabajadores del sector informal, se verán especialmente afectados por la recesión
dice el documento de la OCDE.
La tasa de desempleo alcanzaría máximos históricos, superiores a 6%, durante 2020 y posteriormente disminuiría con lentitud. Y espera que la informalidad aumente de forma significativa.
Para la deuda, en ambos escenarios, la caída del PIB nominal, la depreciación del peso y la reducción de los ingresos harán que la medida oficial de la deuda pública supere el 55% del PIB.
El principal riesgo a la baja es que se produzca una contracción más profunda y una recuperación más lenta de lo previsto en Estados Unidos. Por el lado positivo, las exportaciones podrían ser más fuertes, dado que está previsto que el nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá entre en vigor a mediados de año.
Hay espacio para más medidas fiscales y recorte de tasas
La OCDE indica que las respuestas fiscales y monetarias implementadas hasta ahora por las autoridades mexicanas han proporcionado un apoyo adecuado para contener los daños económicos a largo plazo. Sin embargo, dada la magnitud de la recesión, estaría justificado poner en marcha nuevas medidas.
En el plano fiscal, la reciente prudencia fiscal concede cierto margen para la adopción de medidas adicionales, que podrían consistir en transferencias monetarias a trabajadores tanto del sector informal y como formal que hayan perdido su empleo o sufrido pérdidas importantes de ingresos, y en reforzar el programa de seguro de desempleo
La OCDE señala que, dado que algunos estados han concedido una reducción temporal de las cargas tributarias para las pequeñas y medianas empresas, estas medidas también podrían complementarse a nivel federal.
Mientras que del lado monetario dice que aún hay margen para que Banco de México siga con el recorte de su tasa de interés, que actualmente es de 5.50%,
“La credibilidad del marco de política monetaria está ayudando a absorber el shock externo y a reducir al mínimo los desequilibrios por cuenta corriente. Hay espacio para recortes adicionales de las tasas de interés de política monetaria para apoyar aún más la recuperación”.
Por otro lado, para la economía de Estados Unidos, el principal socio comercial de México, la OCDE estima una recesión de 7.3% este año y un rebote de 4.1% para 2021, en el escenario menos negativo.
Panorama de la recesión mundial y regional
Para la economía mundial, la OCDE, encabezada por el mexicano José Ángel Gurría, prevé una caída en la actividad de 6.0% y una recuperación de 5.2% para 2021, esto en el escenario en el que el virus se mantenga bajo control este año.
Los países que integran la OCDE en tanto, verían una caída promedio de 5.7% y una recuperación de 5.5% en 2021.
Mientras que en el escenario negativo, prevé una baja para la economía mundial de 7.6% y una recuperación de solo 2.8%. El grupo de la OCDE tendría una caída promedio de 9.3% y una recuperación de 2.2%.
Mientras no haya una vacuna o tratamiento disponible de manera generalizada, los responsables de formular políticas en todo el mundo seguirán caminando por la cuerda floja. El distanciamiento físico y la estrategia de testear, localizar, seguir y aislar (TTTI por sus siglas en inglés) serán los principales instrumentos para combatir la propagación del virus
dijo Laurence Boone.
En la carta que presenta el documento, Boone dice que las políticas de recuperación de hoy darán forma a las perspectivas económicas y sociales en la próxima década. Las políticas monetarias ultra acomodaticias y una mayor deuda pública son necesarias y serán aceptadas mientras la actividad económica y la inflación estén deprimidas, y el desempleo esté alto.
Los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad para diseñar una economía más justa y más sostenible, haciendo que la competencia y la regulación sean más inteligentes, modernizando los impuestos, el gasto público y la protección social. La prosperidad proviene del diálogo y la cooperación. Esto es cierto a nivel nacional y global
escribió Laurence Boone.