¡Síguenos!Desincentivar los desvíos de recursos para fines electorales, opinó hoy el consultor y expresidente del Instituto Federal Electoral (IFE) Luis Carlos Ugalde, al aseverar que “no es lo mismo comprar votos con una participación del 45% que en una elección donde vota el 85% del padrón electoral”.
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Lo hizo durante la presentación del informe “Dinero bajo la mesa”, que publicaron hoy Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y la consultoría Integralia, el cual retrata la dimensión –conservadora– del financiamiento y el gasto ilegales en las campañas, que rebasarán “varias veces” los 11 mil 800 millones de pesos que los mexicanos entregarán a los partidos políticos este año.
Las estructuras paralelas y dobles contabilidades de los partidos políticos se nutren principalmente del desvío de fondos públicos, entre ellos los 247 mil millones de pesos de la Federación que las entidades federativas malversaron entre 2012 y 2016, según reportó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Para lavar estas cantidades millonarias e inyectarlas a las campañas políticas, los gobiernos suelen usar un abanico de estrategias complejas, que involucran entre otros el uso de facturas simuladas y empresas fantasmas, el cobro de servicios en efectivo, el otorgamiento de contratos públicos con sobrecostos, las subcontrataciones forzosas –en el caso conocido como la Estafa Maestra, por ejemplo–, los descuentos de nómina, los permisos de construcción y ambulantaje, o los casos más “comunes” de los desvíos de programas sociales.
El amplio documento, elaborado con base en datos públicos y más de 60 entrevistas a diversos actores del sector político –entre ellos, uno afirmó que “las elecciones se ganan con dinero”–, muestra que, por cada peso reportado en los gastos promedios de una campaña para gobernador, los partidos gastan 15 más “en lo oscurito”, y en efectivo, lo que le hace prácticamente imposible de rastrear.
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