¡Síguenos!En el Laboratorio de Ecología Evolutiva, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP, actualmente se realizan proyectos enfocados al análisis del comportamiento de ciertos animales con respecto al entorno que los rodea, en específico las moscas de la especie Drosophila melanogaster, conocidas como moscas de fruta, y los peces Poecilia reticulata, llamados comercialmente guppies.
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Palestina Guevara Fiore, profesora investigadora responsable del laboratorio, y Adriana Ramírez Vargas, docente de la Facultad de Ciencias Biológicas, realizaron un estudio que consistió en determinar, a lo largo de varias generaciones, si la selección artificial del forrajeo (búsqueda de alimento) cambiaba el comportamiento de las moscas.
“El resultado fue que por primera vez en la BUAP conseguimos llevar a cabo biología experimental para medir cambios evolutivos en los organismos: introducimos a un grupo de moscas dentro de un laberinto, en donde pusimos una fuente de alimento y las más rápidas en encontrarlo las usamos para reproducir a la siguiente generación de moscas, y así sucesivamente”, explicó.
La investigadora, quien es doctora en Ecología del Comportamiento por la Universidad de Sheffield, en Inglaterra, destacó que después de cuatro generaciones, las moscas descendientes fueron mucho más veloces por sí mismas al momento de encontrar la comida.
Subrayó que junto con su equipo de trabajo se convirtieron en los primeros investigadores en demostrar empíricamente que la teoría de forrajeo funciona en más de una generación, lo cual es muy importante para validar dicha teoría evolutiva.
Esta investigación, que además fue el proyecto de tesis de licenciatura de Manuel Sevenello Montagner, alumno de la Facultad de Ciencias Biológicas, ya fue presentado de forma oral en la International Society for Behavioral Ecology, conferencia llevada a cabo en el Reino Unido, y próximamente se realizará su publicación en una revista científica indizada a nivel internacional.