¡Síguenos!Cuando un banco me ofreció mi primera tarjeta de crédito, debo decir que hasta agradecida me sentí, claro, conforme pasaron los años, y me endeudaba más, ese sentimiento cambió.
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Primero comencé muy disciplinada, en dos quincenas juntaba todo lo que gastaba y pagaba puntualmente la tarjeta de crédito, era totalera.
Después vino la segunda tarjeta y ahí comenzó todo, no me di cuenta que la línea de crédito de las dos juntas superaba por mucho mis ingresos, y que en caso de que gastara todo, sería matemáticamente imposible pagar.
Llegó un momento en que mis tarjetas estaban saturadas y lo que pagaba sólo era el mínimo, la situación comenzó a crecer y crecer.
Pero no todo paró ahí, como buena deudora, me ofrecieron otra tarjeta y decidí aceptarla ¿qué tenía en la cabeza? Hasta el momento no lo he descubierto ¿qué crees que pasó? Sí, volví a ocuparla, como si fuera un deporte nacional, y fue así como llegué a comprometer de manera insultante mis ingresos.
Trabajaba para pagar mis deudas en tarjetas de crédito, incluso tenía una fea sensación: ya no me daba gusto que la quincena llegara, todo se me iba en pagar.
Hace un año me acerqué a una empresa fintech que te presta para liquidar tus deudas con una tasa menor a la de los bancos. No sabes la sensación que sentí al ver mis cuentas en cero, no es que ya no debiera, sino que estaba pagando una tasa a la mitad y, sobre todo, mis deudas no se estaban incrementando por los intereses.
Mi siguiente paso sería cancelar las tarjetas de crédito, pero la realidad es que lo dejé, nunca fui a preguntar a los bancos cuál era el procedimiento para cancelar, y como buena mexicana, no lo hice.
Todo hubiera estado bien de no ser porque volví a aplicar la de “ya veré cómo lo pago”, y comencé de nuevo a usar las tarjetas de crédito, sí, ésas que debí cancelar.
El penúltimo capítulo te lo podrás imaginar, volví a saturar las tarjetas, y aún estaba pagando el crédito con el que pretendí dejar atrás mis deudas.
Hice cuentas y solicité renegociar el crédito que tenía para volver a pagar mis tarjetas, así le hice y hoy están en ceros, pero esta ocasión sí aprendí y estoy cancelando las tarjetas, poco a poco, porque los procesos de la mayoría de los bancos no son muy eficientes, pero no dejaré ninguna, para que mientras tenga que pagar mi deuda no haya forma de volver a comprometerme con una nueva deuda.
Tal vez vuelva a pedir otra, pero sólo una y que con mi sueldo pueda pagar sin ahorcarme, porque la verdad es que la tarjeta de crédito es un buen instrumento financiero, el problema fue que yo lo utilicé como una extensión de mi sueldo, grave error.